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viernes, 29 de noviembre de 2013

LA MUJER DE FUEGO (1947)


Hoy me enorgullezco de presentar en este blog uno de los pocos westerns que podemos clasificar como western-noir. Tiene todos los ingredientes del cine negro: extorsión, amenazas, peleas, tiroteos, conspiraciones, ansias de poder, engaños, venganzas, mucho suspense y sobre todo mujeres fatales (Femme fatal). 

El director de esta joya es un habitual del western André de Toth, otro director europeo que emigró a Hollywood para escapar del nazismo en los años 30, y trabajó con grandes actores de la época como: Gary Cooper, Joel McCrea, Robert Ryan, Kirk Douglas o Randolph Scott. Pertenece al grupo de de los directores tuertos míticos de la historia del cine junto a: John Ford, John Houston, Raoul Walsh y Nicholas Ray. Un director que creció a la sombra de los hermanos Korda, con los cuales participaría en las estupendas “El ladrón de Baddag” o “Las cuatro plumas”. 

La mujer de fuego sería su primer western, después llegarían las estupendas: “El honor del Capitán Lex”, “Carson City”, “El cazador de recompensas”, “Pacto de honor” y sobre todo “El día de los forajidos” (Ya comentada en este blog). Como muestra de su enorme talento este primer western, su marca de la casa los preciosos encuadres con una enorme profundidad de campo, como filmaba de bien las escenas nocturnas y el uso que le daba a las ventanas, y como narraba la acción a través de ellas.

Preciosa fotografía 

Los títulos de esta película son horribles tanto en inglés como el título que se le dió en España, el título en inglés es “Ramrod” que se puede traducir como “Baqueta” que es una varilla delgada de hierro o madera que se introduce por el cañón de un arma de fuego para limpiarla, que no se cual es la relación con el argumento de esta película.

El título en español fue el más expresivo “La mujer de fuego”, pero Veronica Lake es todo lo contario gélida, calculadora, manipuladora, una autentica mujer de hielo. 

Esta película esta enriquecida por sus excelentes secundarios: Don DeForeDonald CrispPreston FosterArleen WhelanCharles Ruggles y Lloyd Bridges

André de Toth era el marido de la guapísima actriz Veronica Lake, y la puso al frente de este film regalándole una de las mejores interpretaciones de su carrera, bastante alejada de los papeles que la hicieron célebre, lo que le permitió demostrar su gran talento interpretativo como malvada, que por desgracia, no fue valorado en su momento. Veronica Lake fue una habitual del cine negro, interpretando papeles inolvidables como: “La llave de cristal”, “El cuervo” y “La dalia azul”.

Veronica Lake junto a su marido André de Toth

El argumento es muy complejo porque en apenas 90 minutos de metraje pasan muchas cosas. Un ovejero que está enamorado y comprometido con Connie (Veronica Lake), quiere instalarse en una comarca ganadera, pero es expulsado de allí por un vaquero (Preston Foster) que trabaja para el padre de su prometida. Ella se instalará igualmente en el pueblo para luchar contra su padre y acabar, de una vez por todas, con la guerra entre ovejeros y vaqueros, con la ayuda del ayudante del ovejero Dave Nash (Joel McCrea)

El argumento trata un tema clásico del western, el conflicto entre ganaderos y ovejeros, pero aquí le da otro punto de vista. Un western muy violento para la época en la cual fue rodado.

Brutal paliza 

Los primeros 10 minutos de la película son de los mejores vistos nunca en un arranque de un western, con una maravillosa puesta en escena. El film se abre con un travelling donde vemos llegar a un carromato a un pueblo, y donde todos sus habitantes observan a las personas que viajan en ese carromato. No hay presentación de los personajes, no sabemos quiénes son los malos y quiénes son los buenos, sabemos que una diligencia va a partir, pero no sabemos quién va a ir en ella, Joel McCrea se pasea por el pueblo, sin saber si va o viene, la tensión se puede cortar con un cuchillo, se produce un duelo frente a la diligencia que va a partir. Una manera brillante e interesante de comenzar una buena película.

Memorable arranque de la película

Lo que más me gusta de la película son los pequeños detalles sutiles que hacen que André de Toth consiga dirigir un western modélico. Como ejemplo, cuando el villano (Preston Foster) va a matar al compinche de Joel McCrea (Don DeFore) se quita las espuelas para no hacer ruido, como rastrean el rastro oliendo las heces del caballo, como el caballo toca con los cascos la puerta del médico para que atiendan a su dueño, o el bonito detalle de la tela del vestido.

 Cada escena se encuentra estudiada al milímetro 

Al principio de la película vemos como Dave (Joel McCrea) regala unas telas para que se haga un vestido la modista del pueblo (Arleen Whelan) de la cual se encuentra enamorado, esta las rechaza amablemente diciéndole que no le pertenecen. Al final de la película, cuando Dave ha elegido la mujer con la que pasar el resto de su vida, y esta es Arleen Whelan, ella lleva puesto un vestido hecho con las telas que le había regalado anteriormente, al verla comenta que será un bonito vestido de novia, a continuación se dan un precioso abrazo y él le acaricia sus preciosos rizos. Detalles de la precisión del guión donde no hay nada de improvisación, una dirección donde cada escena encuentra estudiada hasta el último mínimo detalle, por eso es un western con un largo rodaje, cosa no habitual en el género donde las películas se rodaban en apenas varias semanas.

Joel McCrea y Arleen Whelan

Muy bonita la escena de camaradería entre los dos viejos vaqueros en la cueva, y como uno de ellos esta dispuesto a dar la vida por el otro.

La preciosa química de la pareja Lake/McCrea después del clásico "Los viajes de Sullivan" de Preston Sturges, contando con unas espléndidas interpretaciones de ambos, muy extraña porque Joel McCrea era mucho más alto que ella, ya que apenas medía 1.50 metros. Como muestra la preciosa escena de Joel McCrea durmiendo, y ella acurrucada junto a él acariciándole los cabellos tras la atenta mirada de Don DeFore.

Bonita escena de amor

Joel McCrea era un gran actor, pero sobre todo es un actor ideal para el mundo del western, sobre todo por lo bien que montaba a caballo, y para muestra dos escenas, una verle bajarse del caballo en marcha y la otra como montaba a caballo con una sola mano (por la herida de bala en la otra). Aquí interpreta magníficamente a un vaquero atípico, huye de la violencia, confía demasiado en la ley, se deja engañar y embaucar fácilmente, frena sus instintos y elude la confrontación hasta que ya no le es posible evitarla. Y como muestra cuando mata a un hombre que le ha atacado, se le observa una cara de remordimiento y pesar por la muerte de ese hombre, algo muy inusual para un rudo vaquero del oeste. Y como curiosidad simpática, es el último personaje en enterarse de todo, se encuentra muy despistado durante toda la película.

Joel McCrea un gran vaquero

El papel de Lake es muy parecido al de Barbara Stanwyck en “Perdición”, una mujer avariciosa, con ansias de poder, ambiciosa, embaucadora, manipuladora, y con ganas de venganza. Una interpretación portentosa seduciendo a todos los personajes masculinos de la película manejándolos a su antojo.


Veronica Lake en su único papel en el western

Los diálogos de este film son muy buenos:

- Te estaré esperando Dave.

- ¿Volverás?

- Lo haré, te lo prometo.

- Vine aquí a ayudarte, y lo único que he conseguido es traerte a la manada detrás de ti. 

- Habrían venido igualmente, pero lo único que recordaré es que viniste.

La conversación de tiene con Billy es magnífica, porque el espectador puede ver las intenciones de la malvada Connie. 

- Creo que usted no teme a los riesgos. 

- ¿Qué espera usted de mí?

- Quiero una estampida de mi ganado.

- No creía que era usted así. 

- ¿Cómo creía que era?

- ¿Quiere que se lo diga?

- No lo diga (le da un beso apasionado).


- ¿Usted me odia, verdad Bill?

- Es igual un caballo, un perro, un hombre o una mujer se les acepta cuando se les entiende.

- ¿Tiene miedo?

- No, cuando yo caiga quiero que sea por mis propios errores.

- Esa es una frase de cantina.

Otra cosa a tener en cuenta, es la preciosa fotografía de Russell Harlan, en precioso b/n rodado en los preciosos parajes naturales de Utah.

Preciosa fotografía de Russell Harlan

El triangulo amoroso en esta película es muy interesante entre Joel y las dos mujeres que le pretenden Connie y Rose, Rose sabe que ella Lake le está manipulando a su antojo, pero sabe que no se lo puede decir porque se tiene que dar cuenta por él mismo.

Triángulo amoroso entre Joel McCrea, Veronica Lake y Arleen Whelan

Un gran western-noir con una de las mayores malvadas del salvaje oeste, un guapísima Veronica Lake. Por cierto, es esta película el flequillo no le tapa una parte de la cara, un rasgo inconfundible en toda su carrera.


Una actriz muy sensual y hermosa Veronica Lake 

martes, 12 de noviembre de 2013

BURT LANCASTER (1913-1994)

“Me desperté un día siendo una estrella. Luego trabajé duro para convertirme en actor”. 

“Todos seremos olvidados tarde o temprano, pero las películas no”. 

Estos días se cumplen 100 años del nacimiento de esta gran estrella, y como homenaje a este actor le dedico un capítulo de este blog. El público le recordará con nostalgia tirando flechas en “El halcón y la flecha” o rescatando a Claudia Cardinale en “Los profesionales”. 


Centenario de Burt Lancaster (Días de cine)


Burton Stephen Lancaster nació en Nueva York 1913, se crió en el seno de una modesta familia norteamericana. Fue limpiador de zapatos y vendedor de periódicos, con el poco dinero que ganaba ayudaba a su familia a subsistir, y empleaba su tiempo libre en practicar todo tipo de deportes. El joven Burton siempre hizo gala de un extraordinario físico, quizás por eso hizo un regate al ambiente delictivo donde se crió, gracias a una beca para jugar al baloncesto en la Universidad de Nueva York, su objetivo era diplomarse en educación física, pero las acrobacias y el circo se cruzaron en su camino. 

No estudió nunca arte dramático ni se formó en ninguna escuela de actores y aprendió el oficio actuando. De niño se aficionó a la gimnasia y de joven se unió a un circo en el que pudo desarrollar todas sus habilidades atléticas. Junto a su amigo Nick Cravat se unió como trapecista al “Circo de los Hermanos Kay”. Bajo el nombre de “Lang y Cravat”,  formaron pareja escénica de altos vuelos. Burt fue inmensamente feliz en el circo, por entonces la razón de su existencia, un modo apasionante y diferente de vivir que tuvo que abandonar en 1939 tras sufrir una grave lesión. 




Burt Lancaster y su inolvidable amigo Nick Cravat

Tras buscarse la vida en varios oficios, en 1942 se alistó para participar en la Segunda Guerra Mundial formando parte de la División de Servicios Especiales, con la que participó en espectáculos para el ejército y luego se unió al quinto batallón del General Mark Clark, que operó en Italia entre 1943 y 1945.

Deprimido por abandonar el circo, su sueño de su juventud, pero con un físico espectacular (medía 1,85 metros), una melena dorada y una cautivadora sonrisa solo fue cuestión de tiempo que alguien le descubriera para el espectáculo, su buena dicción y su elegante porte, le convirtieron rápidamente en un hombre deseado por la industria del cine. 

Su primer trabajo como intérprete fue en una obra teatral de Broadway, “A Sound of Hunting”. Un rotundo fracaso, ya que apenas se mantuvo tres semanas en cartel, pero que le sirvió para abrirse un hueco en la industria del cine.

Su primer papel en una cinta ya le reportó un éxito incondicional, trabajó junto con la mismísima Ava Gadner donde protagonizó la maravillosa película de cine negro "Forajidos" (1946) de Robert Siodmak. La cual fue el primer peldaño de una escalera que le iba a conducir al cielo.

Burt Lancaster y Ava Gardner en "Forajidos"

Al comienzo de su carrera fue contratado para interpretar personajes secundarios en thrillers, dramas y películas de cine negro como la mencionada “Forajidos” (1946), “La hija del pecado” (1947), “Voces de muerte” (1948) o “Todos eran mis hijos” (1948). Pero el brillo estelar estaba reservado para él, su físico prodigioso, su mirada azul y su brillante sonrisa, rápidamente encontraron un lugar ante las cámaras, un trabajo que no encontraba al principio demasiado gratificante. 

Pero enseguida rompió estos moldes para protagonizar largometrajes que le permitían dar rienda suelta a su fabulosa energía, a partir de este momento su carrera fue meteórica. Con papeles protagonistas en películas de aventuras como “El halcón y la flecha” (1950) de Jacques Tourneur o "El temible burlón (1952) de Robert Siodmak, donde Lancaster reverdece viejos momentos circenses junto a su compañero Nick Cravat (secundario de ambas películas) o “Su majestad de los mares del Sur” (1954) de Byron Haskin, donde se convirtió en un referente del cine de aventuras de la década de los cincuenta. En sus inicios su rudeza, su mirada azul, su blanca hilera de dientes y sus habilidades cirquenses le convirtieron en prototipo para el género de aventuras. 

Burt Lancaster fue el temible burlón

Dijo el reputado director John Frankenheimer: “Nadie jamás ha resplandecido como Burt Lancaster en El temible burlón”.

Pero, poco a poco, el acróbata se fue convirtiendo en un gran actor. En 1948 fundó su propia productora “Norma Productions” y empezó a elegir personajes más complejos y a ser dueño de su propio destino. 

Hizo historia en el cine con las siguientes películas: “De aquí a la eternidad” (1953) de Fred Zinnemann, quien no recuerda ese beso apasionado a Debora Kerr en una playa desierta a merced de las olas. 

Beso apasionado entre Debora Kerr y  Lancaster 

Una historia de amor inolvidable 

En 1954 realizó dos formidables westerns “Apache” y “Veracruz” de Robert Aldrich, la última protagonizada junto a Gary Cooper y una joven llamada Sarita Montiel. Ambas películas tuvieron un gran éxito, pertenecían al género western crepuscular y en especial Veracruz, la cual es considerada inspiradora de Sergio Leone, rey del spaghetti western de los años 60. 

Burt Lancaster junto a Gary Cooper y Sarita Montiel 

En “El fuego y la palabra” (1960) de Richard Brooks, interpretaba a un falso predicador, papel que le valió su único Oscar, donde interpretaba a un charlatán, farsante enamorado de las mujeres y el whisky, en “El hombre de Alcatraz” (1962) de John Frankenheimer,  dió vida a un preso que se convertía en un gran experto en ornitología sin salir de prisión, y en “Vencedores o vencidos” (1961) de Stanley Kramer era uno de los acusados en el proceso de Nuremberg.

Lancaster con su único oscar por la película "El fuego y la palabra"

Lacaster fue el hombre de Alcatraz

Protagonizando dos películas por año, Burt aprendió el oficio, asentó su calidad interpretativa con el trabajo y realizó aprendizaje práctico junto a otros grandes actores como Kirk Douglas, con el cual coincidió en el magnífico western “Duelo de titanes” (1957) de John Sturges y el excelente thriller “7 días de Mayo” (1964) de John Frankenheimer

Además de actor polivalente, Lancaster se animó con la dirección y la producción con cintas como "El hombre de Kentucky" (1955) y "El nadador" (1968). 

Desde luego no tuvo miedo a reinventarse a las órdenes de directores que poco tenían que ver con: Sturges, Daniel Mann, Aldrich y Frankenheimer, y por eso trabajó con Visconti o Bertolucci. Así que en Italia y a las ordenes de Visconti tuvo el mejor papel de su carrera en “El gatopardo” (1963) (o él lo consideraba así), donde controlaba absolutamente el gesto, la mirada, el cuerpo y la emoción de esta inolvidable película. Con este director repetiría años después en “Confidencias” (1974). A resaltar de su etapa italiana “Novecento” (1976) de Bernando Bertolucci.

Lancaster en "El gatopardo"

Encantador, fiero, histriónico, impasible, seductor, profesional, duro y acróbata pocos actores han desarrollado un repertorio tan variado y sobresaliente como Lancaster y muy poco actores has mostrado una progresión en la pantalla como la de este coloso de la interpretación. A lo largo de su carrera hizo 73 películas, y en todas ellas una actuación de sobresaliente, hombre de carácter, rebelde, idealista y revolucionario; comprometido con las causas sociales y políticas, era común ver al neoyorquino liderando manifestaciones en favor de las minorías raciales y de la igualdad sexual. Además, protestó enérgicamente contra las guerras y las intrigas políticas en películas como "Acción ejecutiva" (1973) o "Alerta misiles" (1977).

La década de los ochenta abrió una última etapa para este acróbata de la interpretación, Burt fue relegado a papeles de veterano y perdedor, faceta que bordó en “Atlantic City”, filme de Louis Malle por el que la industria del cine volvió a nominarle por tercera y última vez para el Óscar en 1980. 

En 1989 se despedía de la gran pantalla con "Campo de sueños", su última película. Atrás dejaba miles de momentos para el recuerdo en la historia del cine.

Casado en tres ocasiones y con cinco hijos, Lancaster falleció el 20 de octubre de 1994, a los 80 años en Los Ángeles, víctima de un infarto. Condenado a una silla de ruedas y mudo desde hacía tres años, murió sin dejar que ningún conocido se despidiera personalmente de él.

"Deseo que me recordéis como me conocisteis y no que veáis en lo que me he convertido", dijo a través de un mensaje a sus amigos.

Fue uno de los mejores cowboys del salvaje oeste. Y participó en algunos de los mejores westerns de la historia del cine: 

1. El valle de la venganza (1951) de Richard Thorpe


2. Veracruz (1954) de Robert Aldrich


3. Apache (1954) de Robert Aldrich


4. El hombre de Kentucky (1955) de Burt Lancaster


5. Duelo de titanes (1957) de John Sturges


6. Los que no perdonan (1960) de John Huston 


7. La batalla de las colinas del whisky (1965) de John Sturges


8. Los profesionales (1966) de Richard Brooks


9. El camino de la venganza (1968) de Sidney Pollack


10. Que viene Valdez (1971) de Edwin Sherin


11. El hombre de la ley (1971) de Michael Winner


12. La venganza de Ulzana (1972) de Robert Aldrich


13. Bufallo Bill y los indios (1976) de Robert Altman 


Fue todo un profesional del cine 

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