Hoy me gustaría comentar una de las películas de mi niñez, cuando el cine se convierte en arte, nace uno de mis western favoritos.
Quizás este western tiene cinco poderosas razones para convertirlo en una mítica y épica película.
1) La dirección del uno de los mayores artesanos del western, el gran Henry Hathaway un gran artesano del western que tuvo el gran privilegio de dar el único óscar en la carrera de John Wayne en el personaje cazarrecompensas tuerto de “Valor de ley”.
2) La producción de Hal B. Wallis, garantía de calidad, porque recibió 16 nominaciones a los Oscar a la mejor película, y entre ellos lo ganó con la inolvidable “Casablanca”.
3) Creo que una gran película debe tener una gran banda sonora, como es el caso con la música de Elmer Bernstein, también compositor de otras grandes bandas sonoras del western como son: “Los siete magníficos” y “Los comancheros”.
4) Los actores secundarios que acompañan al protagonista en esta formidable aventura: Dean Martin que ya acompañaba a Wayne en otra mítica aventura en “Rio Bravo”, George Kennedy secundario habitual de la década de los 60 y 70 en numerosos western y películas de catástrofes, y uno de sus primeros papeles a el rebelde Dennis Hopper.
5) Por último el papel principal para el hombre que mejor representaba al western el incombustible John Wayne.
John Wayne representaba el western
Sinopsis: Cuatro hermanos tras muchos años de ausencia regresan a su pueblo natal para asistir al funeral de su madre. Descubrirán que su padre fue asesinado, y no descansaran hasta encontrar al asesino de su padre y recuperar su viejo rancho.
El guión del film es de lo más tópico de las películas del oeste, donde queda bien definido los malos de los buenos, pero la dirección magistral de Hathaway consigue realizar un western alegre, con ritmo, con humor con mucha acción, muy entretenido que te atrapa y no te suelta desde los acordes iniciales, desde ese tren que avanza a través de un desfiladero con la música de Elmer Bernstein. Es un western que despliega vitalidad, energía y vida. Consigue que el espectador sea un personaje más de la película, cada vez que veo este film me encantaría haber vivido está época y poder cabalgar con Wayne y Martin en una de sus aventuras.
Me encanta de esta película la presentación de Wayne, todo el mundo espera que llegue en el tren al funeral de su madre, pero podemos observar como durante el funeral, la cámara se dirige a lo alto de la colina, y podemos ver la figura de Wayne asistiendo al funeral sin que nadie lo vea.
Las escenas de Wayne con los hermanos, pura camadería, como discuten, como se pelean, como se divierten y como luchan todos juntos contra el asesino de su padre. Puro western de John Wayne.
Me gusta mucho el final, a los hijos de Katie Elder les cuentan como a su madre le encantaba su vieja mecedora, y como disfrutaba hablando en ella de lo buenos que eran sus hijos y de lo orgullosa que estaba de ellos. Al final de la película podemos ver como Wayne una vez matado al asesino de padre, y al pasar por delante mueve la mecedora donde la madre había sido tan feliz, terminando la película con el plano de la mecedora moviéndose.
Para destacar la fenomenal fotografía en pleno apogeo del Technicolor y filmada en Panavisión, lo bien rodadas que se encuentran las escenas de acción y los hermosos y preciosos paisajes de la película.
Música de Elmer Bernstein
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