El otro día me preguntaron si existía algún western navideño, por la temática es difícil encontrar alguna película del oeste que tenga el espíritu navideño en ella, pues existen dos grandísimas excepciones que son: “Tres padrinos” de John Ford y “Y en Nochebuena se armó el Belén” de Terence Hill.
Tres padrinos (1948)
Como nos dice el comienzo de la película "Tres Padrinos" es una luminosa estrella de las primeras películas del oeste. El maestro John Ford creador de grandes mitos y el inventor y creador de los primeros western realizó esta película navideña por encargo rodándola en 30 días entre el rodaje de su trilogía de la Caballería, y como no la trama la desarrollaría en el oeste.
Como una gran familia que se reúne por Navidad, Ford reunió a su gran familia para desarrollar este western con sus grandes amigos: John Wayne, Ward Bond, Ben Johnson, y Merian C. Cooper (productor), con otros grandes actores secundarios como Pedro Armendáriz y Harry Carey Jr., John Ford regaló uno de los papeles principales al hijo de Harry Carey, un viejo actor amigo de Ford que coincidió con el en sus primeras películas mudas, y que murió antes de hacer las paces con el testarudo director, por eso le dedica esta película incluyendo a su hijo en el excelente reparto.
Este western mezcla con habilidad los relatos evangélicos relacionados con la Navidad con la iconografía de los western de Ford. Relacionado con la Navidad, tenemos al niño que nace el día de Navidad, 3 hombres sabios que llegan del este para verle, una estrella que les guía en su camino, un asno, y la Ciudad de Jerusalén. Del mundo Fordiano tenemos su famoso paisaje, el sheriff que persigue a los atracadores de bancos, el duro y caluroso desierto, el gran John Wayne, el honor, la amistad y el valor de la palabra.
Como una gran familia que se reúne por Navidad, Ford reunió a su gran familia para desarrollar este western con sus grandes amigos: John Wayne, Ward Bond, Ben Johnson, y Merian C. Cooper (productor), con otros grandes actores secundarios como Pedro Armendáriz y Harry Carey Jr., John Ford regaló uno de los papeles principales al hijo de Harry Carey, un viejo actor amigo de Ford que coincidió con el en sus primeras películas mudas, y que murió antes de hacer las paces con el testarudo director, por eso le dedica esta película incluyendo a su hijo en el excelente reparto.
Este western mezcla con habilidad los relatos evangélicos relacionados con la Navidad con la iconografía de los western de Ford. Relacionado con la Navidad, tenemos al niño que nace el día de Navidad, 3 hombres sabios que llegan del este para verle, una estrella que les guía en su camino, un asno, y la Ciudad de Jerusalén. Del mundo Fordiano tenemos su famoso paisaje, el sheriff que persigue a los atracadores de bancos, el duro y caluroso desierto, el gran John Wayne, el honor, la amistad y el valor de la palabra.
Tres padrinos
Tiene grandes escenas para el recuerdo, el carromato donde nace el niño (con semejanza al arco del portal de Belén), la nana que le canta Harry Carey al niño, los ladrones de bancos que antes de atracarlo se paran a tomar un café en casa del sheriff y la magnífica despedida de John Wayne en la estación de tren, nunca se tuvo tanta alegría para despedir a alguien que se dirige a la cárcel.
Disfrutaran de unos reyes magos muy especiales, tres ladrones de bancos, cosas del genio John Ford.
Unos reyes magos en el oeste
Y en Nochebuena se armó el Belén (1994)
Alguien se sorprenderá de ver en este blog a Terence Hill & Bud Spencer, pero Terence Hill que aquí hace de director, es un gran conocedor del spaguetti-western, hasta interpretó el personaje clásico de Django en “El clan de los ahorcados” y aquí le rinde su muy merecido homenaje al género y también es un viaje nostálgico al pasado 20 años después de triunfar en Europa con su gran amigo Bud Spencer como pareja en el cine.
Aquí rinde homenaje a los maestros del spaguetti-western: Sergio Leone, Sergio Corbucci, Enzo Barboni y Tonino Valierii.
Muchos guiños cinéfilos: El carromato donde el cazarrecompensas guarda a los criminales para cobrar la recompensa y el robo del banco ("La muerte tenía un precio”), el pistolero que evita el ahorcamiento cortando la cuerda en el último momento (“El bueno, el feo, y el malo”) y la serpiente de cascabel que muerde al niño (“Valor de ley”).
Y sobre todo rinde un homenaje al personaje más famoso de su carrera, Trinidad, de “Le llamaban Trinidad”, y “Le seguían llamando Trinidad”. Los platos de judías, los duelos de pistolas que desarman a los pistoleros de un solo disparo, la gabardina y caballo blanco, los hermanos cazarrecompensas y la pareja formada por el más rápido y por el más fuerte del oeste.
Y sobre todo las gotas de humor del film, la mecedora que no acompasa el ritmo, el ahorcamiento de Bud Spencer, el sheriff y su obsesión por el ajedrez, una extravagante emboscada y la famosa y simpática pelea final.
Esta película es un homenaje al cine de una pareja cómica que triunfaron en todo el mundo y a cualquier tipo de persona y de edad. Aplicando una receta simple, las divertidas peleas con bofetones en estéreo.
Una película nostálgica y emotiva, 2o años después de triunfar en Europa como pareja cómica, aquí nos regalan su última pelea juntos en su despedida del cine, una pelea que nos traslada a nuestra juventud y niñez de cuando disfrutábamos con las peleas de este par de irrepetibles e inolvidables amigos italianos.
Después de 20 años le seguían llamando Trinidad
La última pelea de Bud Spencer y Terence Hill