miércoles, 27 de julio de 2016

BUD SPENCER (1929-2016)


Me ha llenado de alegría y de satisfacción todas las muestras de cariño, de afecto y las bonitas palabras que he leído durante todos estos días sobre la figura de este “Gigante bueno”, porque igual que me pasa a mí,  Bud Spencer forma para de toda una generación de adolescentes que crecimos con sus aventuras con su inseparable Terence Hill, y no podemos nada más que recordarlo que con una sonrisa en la boca.


No era el mejor de los actores ni muchísimo menos, pero lo que sí es cierto que para varias generaciones en todo el mundo, en solitario o con su amigote más habitual Terence Hill, representa a un cine de entretenimiento y diversión que ya no se hace, un cine para olvidarse de todo, sin ninguna pretensión  y nada más que preocuparte de echarte unas risas.

Un actor inolvidable

Todas las películas de Bud Spencer contienen un humor muy blanco, totalmente físico, centrado en las peleas ridículas, los golpes, las caídas y los mamporros, que junto con su música, lo hacían muy cercano al humor Slapstick  del cine mudo.



Humor slapstick

Yo me he criado con este tipo de cine, el cual echo mucho de menos, y con la gran pena de que ya no se haga este tipo de películas, y la razón creo que es que ya prácticamente no nos quedan estrellas del carisma de nuestro querido Bud. A día de hoy puedes recuperar cualquiera de sus películas y siguen siendo muy entretenidas y divertidas. 


Cine muy divertido y entretenido (Dos super dos)

Se va una gran estrella de cine con todas las letras, un actor gigante, bonachón, honesto y que no creo que le cayese mal a nadie. Es una pena que se haya ido uno de mis ídolos de mi infancia, es ese tipo de personas que deberían ser inmortales, y aunque no lo creáis un actor que a través de sus películas me enseño a amar el cine, el cine como entretenimiento, pero sé que cuando lo necesite siempre me quedara su cine para echarme unas risas y divertirme un rato sin más pretensiones. Ojala donde quiere que vaya siga repartiendo mamporros a cualquiera que se lo merezca, y mi deseo que también los ángeles coman judías.



Como homenaje a su figura me he puesto la película “Y si no, nos enfadamos” (1974), de Macello Fondato, quizás su película más divertida junto a su inseparable amigo Terence Hill, rodada en Madrid y con una pegadiza banda sonora, fue un éxito en taquilla, y hoy vista de nuevo es enormemente entretenida, creo que sin pasarme la considero una pequeña obra maestra del humor. Con unas escenas tan inolvidables como: El duelo de comer salchichas y cervezas para ver quién se queda con el buggy, el duelo medieval subido en una moto, la gracia con la que bailan en club de moda, la pelea contra los malos repartiendo sus característicos golpes y mamporros en un club lleno de globos, y por supuesto la secuencia del coro con el famoso “lalalalalalalalalalalala” mientras ambos sortean a un francotirador (Manuel de Blas) y Emilio Laguna, director del coro, rompiendo batutas.






Una escena para morirse de risa


Un duelo muy medieval 

Espectacular pelea final 

También le he recordado en la estupenda película de Steno de la saga “Zapatones”, donde interpretaba al comisario Rizzo en la ciudad de Nápoles, luchando implacablemente contra la mafia y el tráfico de drogas. La primera parte es una magnífica película policíaca digna de mención, con una espectacular pelea con sus característicos golpes con dos peces uno en cada mano, una película muy recomendable y de lo más estimable, siendo una de las mejores del género policíaco francés o italiano de la época, las siguientes estregas son también muy entretenidas pero inferiores a esta primera, por ser más blandas e infantiles. 


Mítico personaje de Zapatones

Carlo Pedersoli que así se llamaba, medía casi dos metros, pesaba más de 140 kilos y a la mínima sonreía, soltaba un rotundo: “Nunca fui actor”.


Una imagen reciente del actor con una foto de cuando era nadador 

Nació en Nápoles en 1929, su familia emigró en 1947 a Sudamérica, lo que le obligó a abandonar la carrera de Química, que había empezado muy temprano por su facilidad para los estudios. Dos años después volvió a su país, impulsado por su destreza como nadador. En 1950 se convirtió en el primer nadador italiano en bajar del minuto en los 100 metros libres (fue siete veces campeón nacional de esa distancia), y logró varias medallas en distintos Juegos del Mediterráneo. En los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 y de Melbourne 1956 además de nadar en solitario formó parte del equipo de waterpolo de su país que alcanzó las semifinales en ambos campeonatos, y también compitió en ese deporte en los de Roma de 1960. 


Bud fue un nadador que compitió en los Juegos Olímpicos 

Después de sus segundas olimpiadas se fue a Venezuela y tuvo muchos trabajos, empleado aquí y allá, e incluso trabajó en la construcción de una carretera panamericana. Trabajador de embajadas, licenciado en Derecho y Sociología, fundó una compañía aérea, productor de documentales, piloto de avionetas, cantante, compositor…, y decenas de cosas más.


Una de sus pasiones era volar 

Quizás su faceta menos conocida fue la de cantante y compositor. Fue autor de las canciones de algunas de las películas donde participó como actor y también compuso varios temas para algunos de los cantantes más populares de los años sesenta.

El nombre de Bud Spencer, se debe a la cerveza Budweiser, de la que Pedersoli era fan, y a su pasión por Spencer Tracy, fue un actor muy listo ya que hablaba seis idiomas, incluido el castellano entre ellos.


Su plato favorito 

Nunca quiso ser actor, a pesar de que su mujer, María Amato, su ángel de la guarda, 56 años juntos, la cual era hija del señor más importante del cine italiano, Peppino Amato, célebre productor de De Sica y La dolce vita, pero nunca le dijo a Bud si quería ser actor. 


Su ángel de la guarda durante 56 años



Bud Spencer junto a su familia 

Su primer papel en el cine sin diálogo hizo de romano en el mítico Peplum italiano "Quo Vadis?". 


 Bud Spencer como romano 

La oportunidad en el cine le llegó porque necesitaban un grandullón para una película italiana, y  aunque al principio no se pusieron de acuerdo por una cuestión económica, finalmente cedieron y aceptaron porque no encontraron a nadie con sus dimensiones. Su primer papel importante en el cine con diálogo fue  “Tú perdonas… yo no” en 1967 de Giuseppe Colizzi, que como cuenta en sus memorias:

“Lo que pasó es que en  “Tú perdonas… yo no”, el actor protagonista, que se llamaba Peter Martell, se rompió el pie peleándose con la novia. Entonces el director salió corriendo por los estudios Cinecitta a buscar a otro y encontró a Terence Hill, que estaba haciendo una película con Rita Pavone, un papel pequeño, y se vino con nosotros.”, con el que estableció
una pareja para la eternidad. 



Una pareja para la eternidad

Bud Spencer y Terence Hill no hicieron spaghetti western. Lo que hicieron fue el Western Cómico, el cual no existía hasta entonces. En el spaguetti-western siempre había muertos, violencia, tiros, pero ellos hicieron la violencia cómica, sin sangre. Rodaron westerns que se anteponía la comedia, los mamporros y las alubias a la violencia y los tiroteos.


Bud Spencer y Terence Hill crearon el western cómico 

Con Colizzi y junto a Terence Hill rodaron en Almería una trilogía de western cómico: fue “Tú perdonas… yo no” (1967), “Los cuatro truhanes” (1967), y “La colina de las botas” (1969). Vistos hoy sorprenden bastante, porque son películas más violentas de las que rodarían juntos después.


Bud Spencer y Terence Hill fueron unos habituales de Almeria 

Del cine rodado en Almería  Bud siempre recordaba  que una vez estando rodando al mismo tiempo que Sergio Leone, como no se tenía dinero para alquilar más caballos, cuando Leone terminaba de rodar les pasaba sus caballos, así que en los westerns de Bud Spencer de usaban los caballos cansados de Sergio Leone, a pesar de que ya no corrían mucho.


Su humor iba como anillo al dedo al western 

La química con su compañero de mil batallas fue sencillamente brutal. Hill, delgado y atractivo, ágil y pícaro, se mezclaba a la perfección con Bud, grande y fuerte, bruto y bonachón. Emergieron como pareja en una especie de versión latina y socarrona de “El gordo y el flaco”, ahí nace, con un éxito mundial, el modelo de sus películas en pareja, un total de dieciséis, que tienen un humor en el fondo muy clásico, de porrazos y casi mudo, con muchas secuencias silenciosas.

“Cuando actúo junto con Bud, es como si algo surgiera entre nosotros y conseguimos ser divertidos”, sostenía Terence Hill.


Quien tiene un amigo tiene un tesoro 

Y triunfaron. Vaya si triunfaron. Tres años después de su debut como pareja en el cine llega la descomunal “Le llamaban Trinidad”, de Enzo Barboni, que en 1970 lanza al estrellato a dos vaqueros hermanos que contra las pistolas prefieren repartir mandobles.


Le llamaban Trinidad 

La primera secuencia de la trilogía dirigida por Enzo Barboni se abría con la presentación de TrinidadTerence Hill,  que tumbado en una cutre hamaca de palos atravesaba el desierto arrastrado por su caballo. A continuación se encontraba a su hermano, Bud Spencer, que ya era el Sheriff del pueblo y, cuales peculiares Don Quijote y Sancho, se embarcaban en la aventura luchando contra la injusticia y en la cruzada de la defensa de los más débiles.


Mi nombre es Trinidad 


El éxito radicaba que el señor Bud Spencer y el señor Terence Hill no discutieron en toda su vida. Algo increíble en todas las parejas del mundo cinematográficas. La razón principal era porque Bud consideraba a Terence Hill como un actor y el no se consideraba a sí mismo como tal, así que no le importaba nada, no había ningún tipo de rivalidad ni egos entre ellos. Ese era el carácter humilde de Bud, cuentan que su amistad ha durado toda la vida y que Terence Hill iba a comer a la casa de Bud spaghetti  con tomate una vez al mes, porque en su casa su mujer no le dejaba, porque tenía que guardar la línea.




Una amistad para toda la vida

Hicieron hasta 16 películas juntos, algunas muy disparatadas y divertidas, las que más me gustan son:  “Le seguían llamando Trinidad” (1971) Enzo Barboni, “Y si no… nos enfadamos (1974) de Marcello Fondato, “Dos superpolicías” (1977) Enzo Barboni, “Estoy con los hipopótamos” (1979) Italo Zingarelli, lo que me divierte esta película la vería por lo menos una docena de veces, “Quien tiene un amigo... tiene un tesoro” (1981) de Sergio Corbucci, y sobre todo “Y en Nochebuena se armó el belén” (1994) de Terence Hill, que fue su última película juntos y que sirve de homenaje a una carrera plagada de éxito y de buen humor. Aunque su carrera por separado tampoco está nada mal, la verdad es que cuando no actuaban juntos se echaba mucho de menos a la otra mitad, siempre esperabas que el otro apareciese en cualquier momento.


Su última pelea en el cine 


Después de 20 años le seguían llamando Trinidad 

Bud Spencer pasara a la historia por ser el rey del tortazo, su especialidad era el puñetazo vertical era el golpe más característico que propinaba en las películas. Era un auténtico maestro en esa técnica, así como del tortazo lateral y el choque de cabezas.

Para el recuerdo nos dejó muchos personajes míticos: "El Niño", "Piedone", "Bulldozer", "Bombardero" y "Banana Joe". Al que más cariño le tengo es a Banana Joe, un bonachón comerciante de plátanos que luchaba con uno de sus mayores enemigos de su carrera la burocracia ¿Quién no recuerda su pegadiza canción?. 



Banana Joe 

 “Yo lo único que siempre quise plasmar en las películas es algo por lo que lucho en la vida real: terminar con la injusticia" Bud Spencer.


Los 5 golpes de Bud Spencer 


A ambos, en 2010, les concedieron un premio David Di Donatello honorífico en reconocimiento a su trabajo.


Bud Spencer y Terence Hill recogen el premio Donatello 

"Papá se marchó serenamente a las 18:15. No sufrió, nos tenía a todos junto a él y su última palabra fue 'gracias'", anunció su hijo, pues por Banana Joe, por Bombardero, por Bulldozer, por ser un superpolicia, por zapatones, gracias a  ti por todo lo que nos diste, te echaremos de menos grandullón. Espero que allá donde vayas sigas apostando el buggy rojo a salchichas y cerveza.


Hasta siempre grandullón 

El funeral de Bud fue como el de un Jefe de Estado, con una despedida tan grande como fue el en vida, sonando los acordes de "Y si no... nos enfadamos". 

Un bonito funeral

Todos los westerns cómicos en los cuales participó son:

1. Tu perdonas yo no (1967) de Giuseppe Colizzi



2. Más alla de la ley (1968) de Giorgio Stegani



3. Ojo por ojo (1968) de Tonino Cervi



4. Los cuatro truhanes (1968) de Giuseppe Colizzi



5. Un ejercito de cinco hombres (1969) de Italo Zingarelli



6. La colina de las botas (1969) de Giuseppe Colizzi



7. Le llamaban Trinidad (1970) de Enzo Barboni



8. Le seguían llamando Trinidad (1971) de Enzo Barboni



9. Una razon para vivir una razón para morir (1972) de Tonino Valerii



10. En el oeste se puede hacer ... amigo (1972) de Maurizio Lucidi



11. Dos granujas en el oeste (1981) de Michele Lupo



12. Y en nochebuena se armó el belén (1994) de Terence Hill


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