miércoles, 30 de mayo de 2012

RÍO BRAVO Y SUS DOS REMAKES


TRILOGÍA DE HOWARD HAWKS  Y JOHN WAYNE 

RIO BRAVO (1959)

EL DORADO (1966)

RIO LOBO (1970)

Howard Hawks es, uno de los mejores directores de la historia del cine. Responsable de obras maestras en casi todos los géneros, éstas son las correspondientes al género por excelencia: el western. Hawks ya había visitado el género anteriormente realizando “Río Rojo” (1948), uno de los clásicos épicos del western por excelencia o “Río de Sangre” (1952). 

Se sintió tan a gusto rodando “Río Bravo”(1959) contando la historia de un sheriff que debe defender la ley con la única ayuda de un alcohólico, un viejo, un jovencito inexperto y una mujer, que la repitió con ligeras variaciones dos veces más: en  “El Dorado” (1967) y en “Río Lobo” (1970).


“El western no es que más que un drama. Un rifle, la muerte. Existen dos clases. Una es la historia de los orígenes, la historia de los pioneros, la historia de Rio Rojo. Luego llega la ley el orden y tienes un sheriff. A veces un mal sheriff y a veces uno bueno” (Howard Hawks).


El argumento y la historia era similar, John Wayne es un sheriff que junto, a un joven pistolero inexperto, a un borracho y a un viejo desafía a un rico terrateniente que quiere sacar a su hermano de la cárcel.


 Howard Hawks dando instrucciones a John Wayne 

Howard Hawks, inicia una obsesión cinematográfica, que le llevaría a dirigir tres westerns sobre el mismo tema, es respuesta a la película de Zinnemann, “Solo ante el peligro” (1952), porque no había entendido como Gary Cooper tenía que pedir ayuda a toda la población para cumplir con su deber. Aquí Wayne no pide ayuda a nadie, se conforma con la ayuda que le pueden dar sus ayudantes. Resultaron tres obras maestras. En estas películas, resalta los valores de Wayne donde no muestra en ningún momento la cobardía que si mostraba Cooper en su personaje. 


“No me parece que un sheriff deba ir corriendo por la ciudad como un polluelo asustado pidiendo ayuda, y que al final sea su esposa quien le salve. Esa no es la idea que yo tengo de un buen sheriff del oeste” (Howard Hawks de Solo ante el peligro).

Los personajes se repitieron en las tres películas:


WESTERNS
PERSONAJES
RÍO BRAVO
El DORADO
RÍO LOBO
SHERIFF
JOHN WAYNE
JOHN WAYNE
JOHN WAYNE
BORRACHO
DEAN MARTIN
ROBERT MITCHUM

JOVEN
RICKY NELSON
JAMES CAAN
JORGE RIVERO
VIEJO
WALTER BRENNAN
ARTHUR HUNNICUT
JACK ELAM
MUJER
ANGIE DICKINSON
CHARLENE HOLT
JENNIFER O´NEILL
La soledad, el alcoholismo, la juventud  e inexperiencia, la vejez y la invalidez son problemas que todos juntos tienen que afrontar.

Los protagonistas tienen que superar numerosos obstáculos que le planteara el enemigo, pero en los westerns de Hawks el mayor enemigo al que tienen que hacer frente son ellos mismos.

Las películas de Hawks mantienen un pulso perfecto entre la comedia, el drama y la acción. Y al contrario de los westerns de Mann,  prescinden en la mayor parte de su metraje del rodaje de exteriores épicos y espectaculares, concentrando la mayor parte de la trama en el interior de una cárcel. Son westerns denominados urbanos.

Aquí no hay colores grises, solamente hay blancos o negros. Es la eterna lucha del bien contra el mal. Los marginados se unen en su lucha contra el mal.

En los westerns de Hawks; se sabe perfectamente cuando están tristes los personajes, cuando sienten alegría o rabia, o cuando están siendo humillados o cuando surge la valentía que los conducirá a la redención. La cámara se centra más en el hombre que en la acción. La épica de estos westerns es la lucha del fuerte contra el aparentemente más débil; es la lucha de David contra Goliat.

Tres bandas sonoras para el recuerdo, los títulos de crédito podemos apreciar la mano de los fantásticos compositores: Dimitri Tiomkin (Rio Bravo), Nelson Riddle (El Dorado) y Jerry Goldsmith (Rio Lobo). 

La unión entre ellos es lo más importante, deben trabajar en equipo para superar todas las adversidades que se les van a presentar, permanecer juntos para superar las carencias que poseen cada uno de ellos.

Hawks provee a Wayne de un grupo de ayudantes más que pintorescos, que pese a sus evidentes limitaciones constituyen un elemento valioso para conseguir lo que Wayne jamás hubiera conseguido solo.

En los tres westerns tienen toda la esencia del western con los códigos establecidos en el género: el valor, la lealtad, la integridad, la profesionalidad, la amistad, el coraje, el sentido del deber, el espíritu de lucha y sobre todo dos palabras sagradas para un cowboy: LA PALABRA Y EL HONOR.


RIO BRAVO (1959): El sheriff Chance (John Wayne) encarcela por asesinato al hermano de un poderoso terrateniente cuyos hombres intentarán liberarlo. Para impedirlo, Chance cuenta con la colaboración de dos ayudantes: un alcohólico (Dean Martin) y un viejo tullido (Walter Brennan), a los que se une un joven y hábil pistolero llamado Colorado (Ricky Nelson). Todos quedarán encerrados en la cárcel de la oficina del sheriff, rodeados, incrementándose la tensión en el pueblo a la espera de que llegue la autoridad estatal para llevarse al detenido.



EL DORADO (1966): Un conocido pistolero a sueldo llamado Cole Thornton (John Wayne) se aliará con su antiguo compañero J. B. Harrah (Robert Mitchum), quien ahora ocupa el cargo de sheriff de El Dorado, para mediar en una reyerta entre rancheros.

RIO LOBO (1970): A finales de la guerra Civil Norteamericana, un grupo de confederados mandados por el capitán Pierre Cardona (Jorge Rivero) se dedica a robar los cargamentos de oro que transporta el ejercito yanqui. El coronel Cord McNally (John Wayne) intentará recuperar el botín capturando a Cardona. Tras estos avatares y el fin de la guerra civil americana, McNally y Cardona unirán fuerzas para poner orden en la ciudad de Rio Lobo, Texas.  






sábado, 12 de mayo de 2012

JOHN WAYNE Y RICHARD WIDMARK SE DESPIDEN DEL WESTERN



Magníficas películas muy entrañables, es su testamento y sobre todo un canto poético a un cine que desaparecería junto a ellos, son los dos más grandes vaqueros de todos los tiempos. John Wayne y Richard Widmarck son dos hombres honrados, nobles, profesionales y muy solitarios.

La despedida de John Wayne y Richard Widmarck la firmó el mismo director; el maestro Don Siegel. Son dos western crepusculares, que reflejan el ocaso del salvaje oeste. John Wayne en su última interpretación de su carrera, que moriría al igual que su personaje a los pocos meses de la finalización de la película. Y Richard Widmarck en su última interpretación  como vaquero en el cine.

Interpretan a dos viejos pistoleros, cuyo tiempo ha pasado. Asistiremos llenos de emoción, a la despedida de estas dos viejas leyendas del salvaje oeste. Las ciudades han cambiado, existen tendidos eléctricos, los primeros coches de vapor, tranvías e incluso teléfonos, ciudades en las cuales  el sheriff no parece encajar, porque los tiempos del lejano oeste parecen haber llegado a su fin. Dos películas que sirven como homenaje a dos carreras que hicieron más grande este género cinematográfico. Como es su despedida del western, no será una despedida agradable, y los dos morirán dignamente como vaqueros acribillados a balazos por los habitantes de la ciudad que los consideran reliquias del pasado.

EL ÚLTIMO PISTOLERO (1976) de don Siegel



"El último pistolero" no es una película que ni técnicamente ni visualmente sean prodigiosas, incluso tiene un aspecto de telefilme, pero Don Siegel realiza una película con el corazón. El, maestro de maestros, dedicó más esfuerzo en homenajear al mejor vaquero de todos los tiempos que en deslumbrar al espectador con grandes recursos técnicos y visuales.

John Wayne interpreta al personaje John Bernard Books, un legendario pistolero enfermo de cáncer, que decide regresar a su ciudad natal para vivir los últimos días que le quedan de vida. Una vez allí, intentará saldar una cuenta pendiente con el pasado. Lo que hace tan especial esta película, es que estamos ante la última película de John Wayne de su vida, un John Wayne que al igual que su personaje, se encuentra muy enfermo de cáncer. Algunas escenas del final de la película, usó un doble porque se encontraba ya muy enfermo, a los pocos meses de culminar el rodaje John Wayne perecería. Pero con la bravura y heroísmo de tantos de sus personajes de su carrera, realiza el último esfuerzo para despedirse por la puerta grande del western.

Prodigiosos los títulos de créditos, donde Don Siegel homenajea a Wayne, con imágenes de sus mejores películas, veremos imágenes de “Rio rojo”, “Rio Bravo”, “El Dorado” y “Hondo”. No es solo un recorrido por los westerns de Wayne, sino también un recorrido sobre la mejor historia del cine.

Un homenaje a la carrera de John Wayne en el western 

Excelentes secundarios, el joven que alecciona en la vida, el futuro director de cine Ron Howard ("Una mente maravillosa"), la preciosa Lauren Bacall, interpretando la dueña de la pensión donde se aloja Wayne, donde Siegel rueda las mejores escenas de amor de su carrera, el amor maduro entre los viejos Wayne y Bacall.

Y incluso el villano es interpretado por uno de los habituales villanos de las películas de Wayne, Richard Boone que ya trabajó con el en “El gran Jack”, y como no, no podía faltar a la despedida cinematográfica de su gran amigo, el hombre que se convirtió en senador por el silencio de Wayne, porque “Cuando la leyenda se convierte en un hecho imprime la leyenda”, en la única y memorable “El hombre que mató a Liberty Valance” de John Ford. Aquí interpreta a un médico viejo amigo de Wayne, que le diagnostica la enfermedad, la mirada de Stewart cuando le dice la mala noticia, es una escena que encoge el corazón y quedara en el recuerdo de todo cinéfilo. El detalle , James Stewart le recuerda a Wayne que hacia 15 años que no se veían, justo 15 años desde que coincidieran en "El hombre que mató a Liberty Valance".

James Stewart y John Wayne 15 años después de rodar su última película 

Y sobre todo ese final, veremos los últimos disparos de Wayne de su carrera, una escena impresionante, Wayne se baja de un tranvía, y antes de entrar en el saloon se fija en uno de los primeros coches de vapor que se encuentran aparcado delante del saloon, se nota que los tiempos han cambiado, y que Wayne ya no pertenece a este nuevo mundo.

El tiroteo final que acaba como no podía ser de otra manera con la muerte de Wayne, seguro que él lo quiso así, por un tiro por la espalda, porque quizás nadie fue capaz de matar a John Wayne de frente. Un digno y precioso final que sirvió de despedida al cowboy más grande que ha dado la historia del cine.



CIUDAD SIN LEY (1969) de Don Siegel 




Esta película está dirigida por Don Siegel aunque los títulos de crédito figure como director Alan Smithee, el cual es un seudónimo que se incluía en los créditos de las películas de Hollywood desde los años 60 cuando un director no estaba de acuerdo con el resultado del film y no quiere ver su nombre real en los créditos. Esta película estuvo dirigida Robert Totten, el cual fue despedido tras roces con Richard Widmark, así que la dirigió Siegel que no quiso aparecer en los títulos de crédito y así apareció Smithee en pantalla. 

Richard Widmark y  Lena Horne un amor imposible

El argumento es apasionante, el sheriff Frank Pateh (Richard Widmark), después de 20 años manteniendo la ley y el orden en su ciudad, ve como los caciques del pueblo quieren destituirle y poner a un sheriff más manejable, además consideran que un sheriff en las nuevas ciudades es considerado como anticuado. 

Es un apasionante western, con una atmósfera asfixiante, con mucha tensión, y una extraordinaria interpretación de Richard Widmark.

Dos momentos para rescatar; los títulos de créditos donde asistiremos a un funeral que hasta que termina la película no sabremos quién es el muerto, y un maravilloso plano secuencia donde vamos viendo y observando cómo son las nuevas ciudades del oeste, a través de un joven que recorre las calles de la ciudad, hasta la aparición de Richard Widmark en la película. 

Tiempos nuevos para el western

Y como no el poderoso y trágico final, Richard Widmark es un profesional, integro, honesto y honrado sheriff, donde le invitan a que abandone su puesto, puede abandonar el cargo y seguir con su vida, no tiene que morir por sus ideales. Los caciques del pueblo quieren que reúse a ser sheriff sin derramar un gota de sangre, pero no dudaran en matarle si lo consideran  necesario. Richard Widmark  es un sheriff honesto, que ofrecerá su vida a cambio de respetar la ley que juro proteger. Richard Widmark, quizás como a John Wayne nadie se atrevió a matarlo de frente, por eso de manera cruel y cobarde es acribillado a balazos desde todos los tejados del pueblo,  de un pueblo ingrato y desagradecido con un sheriff, asesinado por los mismos que lo pusieron en el cargo años atrás.

La muerte de un pistolero 

Dos nostálgicos y preciosos westerns, que sirven como bonita y épica despedida de dos leyendas del oeste. Gran epitafio. 

lunes, 7 de mayo de 2012

DON SIEGEL (1912-1991)



La mayoría de mis películas son muy violentas, sí, pero lo que yo quiero es que la violencia sea esencial en la narración de la historia. No me gusta la violencia por la violencia: eso no lo llevo nada bien. Muchas películas se recrean en ella con cualquier excusa. Me parece de muy mal gusto y muy pobre como efecto dramático. Al final aburre; ni significa nada.” (Don Siegel).
“Si soy director de cine se lo debo todo al maestro Don Siegel, puede enseñar a los jóvenes mucho más que cualquier cineasta, puede ser el verdadero motor, verdadero guía para las escuelas de cine, porque Siegel tiene el cine en cada plano que el inventa.” (Clint Eastwood).

Conocido tanto por Don como por Donald, Siegel es sin duda una de las figuras más representativas del cine estadounidense del siglo XX. Director y productor de éxito, su carrera se desarrolló con producciones muy dispares y de temática muy variada, a pesar de que su estilo a la dirección era inconfundible.

Casi la mitad de las películas de Don Siegel se  puede decir de un modo u otro que son serie B. La primera parte de su carrera, con escasos recursos como tantos directores de los años 40 y 50 sólo podían aspirar a ocupar el hueco sobrante en los programas dobles de los cines.
El caso de Don Siegel se parece quizás más al de Anthony Mann, que también mantuvo una larga etapa en la segunda división, con sus mayores logros en torno al film noir, y que marcó luego una parcela  importante de un género, el western, con un actor, James Stewart, de forma equivalente a lo que haría luego Siegel con Clint Eastwood y el cine policíaco y de acción.

Nacido en Chicago, Al cumplir los 2 años, la familia Siegel se traslada a Nueva York (1914); su infancia y adolescencia transcurre entre Nueva Jersey, Nueva York y Chicago. Por motivos laborales de su padre, intérprete de mandolina, viaja a Inglaterra (1929); influído por su condición de judío, se decanta por especializarse en el estudio del Nuevo Testamento durante su estancia en Cambridge, al tiempo que obtiene una formación como instrumentista y se aficiona por el tenis de mesa. Tras una breve temporada en París, que aprovecha para aprender el idioma francés, regresa a los Estados Unidos y obtiene un puesto de trabajo como intérprete de tambor en una banda.

Al cabo de un tiempo de permanencia en Los Ángeles, entra en la Warner Bros por mediación de su tío Jack Saper, montador titular de la compañía (1933); después de pasar una temporada en la biblioteca de cine de la Warner, sigue los pasos de su tío al ocupar una plaza de ayudante de montaje (1933-1942); alterna su cometido como montador con la de director de segunda unidad para films de los más grandes directores de cine: Michael Curtiz, Anatole Litvak, Raoul Walsh y Howard Hawks, entre otros (1932-1943), llegando a ser director del departamento de montaje y dirección de películas tan míticas como “Casablanca”. A partir de ahí se desarrollaría su estrecha relación con el mundo del cine, hasta que tomó las riendas y decidió ponerse a la dirección. Primero, con dos cortos que se hicieron con premios en los Oscar de la edición de 1945.

Su cine y su personalidad se fueron moldeando en esa veintena de películas que a veces tenía que rodar en nueve días, con actores que apenas habían  ensayado.  Don Siegel, abordaba la realización con una innegable voluntad de colocar en primer plano la violencia como motor de la sociedad norteamericana. De todos los directores de la época Don Siegel fuese quien se desenvolvió con mayor asiduidad en el terreno de la serie B, permitiéndole abordar una gran diversidad de géneros o subgéneros; el drama carcelario “Motín en el pabellón 11”, la delincuencia juvenil “Crimen en las calles”, el western “Estrella de fuego”, el cine negro “Baby Face Nelson” y su mejor película de esta época la obra maestra de la ciencia-ficción “La invasión de los ladrones de cuerpos”. Todavía hoy sigue impactando y aterrorizando por partes iguales. Hay muchas versiones pero solamente la de Don Siegel es la autentica.

Dirigiendo a Elvis Presley en "Estrella de fuego"

La obra maestra de la ciencia ficción

A partir de aquí comenzaría así una carrera de éxito que incluye más de 50 títulos como: las policiacas y thrillers “Código del Hampa”(1964) con Lee Marvin, Angie Dickinson y  John Cassavetes, “Brigada homicida” (1968) con Richard Widmarck y Henry Fonda, “La jungla humana” (1968) con Clint Eastwood, “La gran estafa” (1973) con Walter Matthau, “El molino negro” (1974) con Michael Caine, y sobre todo su película más famosa y carismática de Clint Eastwood la de duro sargento de policía “Harry el Sucio” (1971), y terminaría su colaboración con la mejor película de fugas rodada nuncaFuga de Alcatraz (1979), estas últimas alabadas por la crítica.

Mítica escena del famoso personaje creado por Don Siegel Harry el Sucio

Su producción cinematográfica, sin embargo, tampoco ha estado exenta de críticas que aluden a su "comercialidad". A este respecto, él mismo comentó en diversas ocasiones que los productores le dejaban poca libertad a la hora de crear.

"Una vez le dije a Jean-Luc Godard que él tenía algo que yo quería, libertad. Y él me respondió: “tú tienes algo que yo quiero: dinero”.

Papel fundamental en su carrera figura uno de sus grandes amigos, el actor y director también Clint Eastwood. Eastwood y su futura carrera de realizador, comenzada tres años después de la realización de ‘La jungla humana’, siempre reconoció que todo lo que sabe acerca de hacer cine, lo aprendió de la mano de Siegel, al que siempre consideró a la misma altura que directores como Howard Hawks.

Corría el año 1968 y la fama de Clint Eastwood subía como la espuma. Tras el éxito de “Cometieron dos errores” recibió una oferta de la Universal para protagonizar un film titulado”La jungla humana”. Como en todas las producciones Malpaso, Eastwood tenía la última palabra sobre el director a elegir, y aún así no está muy claro como las riendas de dirección terminaron en Don Siegel. Parece ser que Eastwood recomendó a Don Taylor, y los de la productora se equivocaron de Don (algo sobre lo que el director de ‘Harry el sucio’ bromeó durante años). Aunque también se dice que el proyecto fue encomendado a Mark Rydell, quien no pudo aceptarlo recomendando a Siegel. Conociendo el carácter bromista de éste último es lógico pensar que la segunda opción se acerca más a lo que realmente sucedió. Sea como fuere, todos salimos ganando con Siegel tras las cámaras.

Al principio Eastwood y Siegel no se entendieron demasiado bien, hasta que pasaron un fin de semana en la casa del primero, en California, hablando sobre cualquier cosa menos cine. Llegaron a compenetrar a la perfección, conociéndose como personas (siendo uno liberal y el otro republicano jamás discutieron sobre política durante su larga amistad), y una vez dado este paso, se pusieron manos a la obra. Ambos cambiaron el guion que no era de su agrado. Era la primera vez que Eastwood participaba en un guión de forma tan comprometida, pues hasta ese momento sólo había aportado elementos sobre los personajes que interpretaba. Era tal la amistad y agradecimiento que sentía por Siegel, que en la primera película de director de Eastwood, Siegel participa en un cameo como barman de un bar que regenta el protagonista de “Escalofrío en la noche”. La mejor película de Eastwood “Sin perdón” se encuentra dedicada a sus maestros Don Siegel y Sergio Leone.


Colaboraron en 5 fructíferas películas: “La jungla humana” (1968), “Dos mulas y una mujer” (1970), “El seductor” (1971), “Harry el  Sucio” (1971) y “Fuga de Alcatraz” (1979).

 Siegel con Clint Eastwood y Shirley MacLaine en el rodaje "Dos mulas y una mujer"

                 
Siegel con Eastwood en el rodaje de "Harry el sucio" 

Pero la principal razón porque la cual merece una entrada en este blog del oeste, es que Don Siegel firmó la despedida y el bonito epitafio de dos grandes cowboys de oeste, dirigió y homenajeo a dos viejos vaqueros en su último viaje por el salvaje oeste: John Wayne y Richard Widmarck.  
  1.    “La ciudad sin ley” (Death of a Gunfighter, 1969) con Richard Widmarck
  2.    “El último pistolero” (The Shootist, 1976) con John Wayne

Casado dos veces y padre de cinco hijos, Siegel murió de cáncer en Los Ángeles a los 77 años de edad.Como curiosidad Siegel rodaría una película en España para lucimiento de nuestra estrella más universal Carmen Sevilla. 

"Aventura para dos" con Carmen Sevilla

Los westerns que dirigió fueron los siguientes:
  1. "Duelo en Silver Creek" (1952) con Audie Murphy.
  2. "Estrella de fuego" (1960) con Elvis Presley
  3. "Un extraño en el camino" (1967) de Henry Fonda
  4. "La ciudad sin ley" (1969) de Richard Widmarck
  5. "Dos mulas y una mujer" (1970) de Clint Eastwood
  6. "El último pistolero" (1976) de John Wayne 


martes, 1 de mayo de 2012

ESTRELLA DE FUEGO (1960)


Hoy me gustaría recomendar un western, la que para mí es la mejor película de gran Elvis, y eso que en la misma solamente canta dos canciones, la de los títulos de crédito una canción que da título a la película “Flaming Star” y una canción popular al principio de la misma.

Tema principal de la película cantado por Elvis Presley  “Flaming Star”

Gran película del oeste clásico, debido al gran reparto de la misma: Elvis, John McIntire, Steve Forrest, Barbara Eden y sobre todo una habitual de las películas de vaqueros Dolores del Río, siempre interpretando papeles de mexicana o como de aquí de india. 

Elvis intervino en otro western lastrado por una convencional dirección del poco conocido Charles Marquis Warren, en “Charro” ya casi al final de la carrera de cine del rey del rock.
Lo que lo hace un western muy recomendable es la virtuosa dirección del especialista Don Siegel, uno de los maestros de Clint Eastwood, que rodó grandes películas en todos los géneros cinematográficos.

Basada en una novela de Clair Huffaker, narra la historia de los años posteriores a la Guerra Civil, al oeste de Texas tiene lugar una incómoda convivencia entre dos culturas: la blanca y la de los nativos americanos. Elvis Presley es Pacer Burton, el hijo del ranchero blanco y su bella esposa de la tribu Kiowa. Cuando estalla la lucha entre ambos pueblos, Pacer se verá empujado hacia una espiral de violencia, a pesar de sus esfuerzos por conseguir la paz. Tendrá que verse obligado a elegir en que bando luchar.
Elvis se desenvuelve bien, en un papel muy complicado, el de un mestizo que no quiere luchar, que se ve involucrado en una guerra que no le pertenece, que para proteger a su familia tendrá que rebelarse contra los de su propia sangre.
Las escenas de acción del film son fantásticas, el primer ataque de los indios a la granja, con un gran susto que nos da a los espectadores de esta película, con la primera muerte que vemos en pantalla. La desesperada carrera entre los riscos y las rocas, de dos hermanos protegiéndose contra los indios, e intentando escapar de una muerte segura. La muerte del padre de Elvis, a manos de una horda salvaje de indios Kiowa.


Trailer de Flaming Star 
A destacar que como ocurre en muchas películas del oeste, las guerras indias, pero al contrario de muchas películas del género, no se toma partido por nadie, muestra la crudeza, lo absurdo de las guerras, la violencia empleada por los indios y los vaqueros, no hay buenos ni malos, al final todos salen derrotados, solamente hay muerte, destrucción y familias rotas. Y como ejemplo nuestra familia protagonista, que al ser un matrimonio de un blanco con una india, y tener dos hijos uno indio y otro blanco, les podrán en el sufrimiento de tener que elegir entre la familia o los de su raza.
Un western muy recomendable con una excelente fotografía, y un memorable final para lucimiento del rey del rock, sacrificando su propia vida para dársela a su hermano, la única familia que le queda en esta vida.