Magníficas
películas muy entrañables, es su testamento y sobre todo un canto
poético a un cine que desaparecería junto a ellos, son los dos más grandes vaqueros
de todos los tiempos. John Wayne y Richard Widmarck son dos hombres honrados, nobles, profesionales y muy solitarios.
La
despedida de John Wayne y Richard Widmarck la firmó el mismo director; el
maestro Don Siegel. Son dos western crepusculares, que reflejan el ocaso del
salvaje oeste. John Wayne en su última interpretación de su carrera, que moriría al
igual que su personaje a los pocos meses de la finalización de la película. Y
Richard Widmarck en su última interpretación
como vaquero en el cine.
Interpretan
a dos viejos pistoleros, cuyo tiempo ha pasado. Asistiremos llenos de emoción, a
la despedida de estas dos viejas leyendas del salvaje oeste. Las ciudades han
cambiado, existen tendidos eléctricos, los primeros coches de vapor, tranvías e
incluso teléfonos, ciudades en las cuales el sheriff no parece encajar, porque los
tiempos del lejano oeste parecen haber llegado a su fin. Dos películas que
sirven como homenaje a dos carreras que hicieron más grande este género
cinematográfico. Como es su despedida del western, no será una despedida
agradable, y los dos morirán dignamente como vaqueros acribillados a balazos
por los habitantes de la ciudad que los consideran reliquias del pasado.
"El
último pistolero" no es una película que ni técnicamente ni visualmente sean
prodigiosas, incluso tiene un aspecto de telefilme, pero Don Siegel realiza una
película con el corazón. El, maestro de maestros, dedicó más
esfuerzo en homenajear al mejor vaquero de todos los tiempos que en deslumbrar
al espectador con grandes recursos técnicos y visuales.
John Wayne interpreta al personaje John Bernard
Books, un legendario pistolero enfermo de cáncer, que decide regresar a su
ciudad natal para vivir los últimos días que le quedan de vida. Una vez allí,
intentará saldar una cuenta pendiente con el pasado. Lo que hace tan especial
esta película, es que estamos ante la última película de John Wayne de su vida,
un John Wayne que al igual que su personaje, se encuentra muy enfermo de
cáncer. Algunas escenas del final de la película, usó un doble porque
se encontraba ya muy enfermo, a los pocos meses de culminar el rodaje John Wayne
perecería. Pero con la bravura y heroísmo de tantos de sus personajes de su
carrera, realiza el último esfuerzo para despedirse por la puerta grande del
western.
Prodigiosos los títulos de créditos, donde Don
Siegel homenajea a Wayne, con imágenes de sus mejores películas, veremos
imágenes de “Rio rojo”, “Rio Bravo”, “El Dorado” y “Hondo”. No es solo un
recorrido por los westerns de Wayne, sino también un recorrido sobre la mejor
historia del cine.
Un homenaje a la carrera de John Wayne en el western
Excelentes secundarios, el joven que alecciona en
la vida, el futuro director de cine Ron Howard ("Una mente maravillosa"), la preciosa Lauren Bacall,
interpretando la dueña de la pensión donde se aloja Wayne, donde Siegel rueda las mejores escenas de amor de su carrera, el amor maduro entre los viejos Wayne y Bacall.
Y incluso el villano es interpretado por uno de los
habituales villanos de las películas de Wayne, Richard Boone que ya trabajó con el en “El gran Jack”, y como no, no podía
faltar a la despedida cinematográfica de su gran amigo, el hombre que se
convirtió en senador por el silencio de Wayne, porque “Cuando la leyenda se convierte en un hecho imprime la leyenda”, en
la única y memorable “El hombre que mató
a Liberty Valance” de John Ford. Aquí interpreta a un médico viejo amigo de
Wayne, que le diagnostica la enfermedad, la mirada de Stewart cuando le dice la
mala noticia, es una escena que encoge el corazón y quedara en el recuerdo de
todo cinéfilo. El detalle , James Stewart le recuerda a Wayne que hacia 15 años que no se veían, justo 15 años desde que coincidieran en "El hombre que mató a Liberty Valance".
James Stewart y John Wayne 15 años después de rodar su última película
Y sobre todo ese final, veremos los últimos disparos de
Wayne de su carrera, una escena impresionante, Wayne se baja de un tranvía, y
antes de entrar en el saloon se fija en uno de los primeros coches de vapor que
se encuentran aparcado delante del saloon, se nota que los tiempos han
cambiado, y que Wayne ya no pertenece a este nuevo mundo.
El tiroteo final que acaba como no podía ser de
otra manera con la muerte de Wayne, seguro que él lo quiso así, por un tiro
por la espalda, porque quizás nadie fue capaz de matar a John Wayne de frente.
Un digno y precioso final que sirvió de despedida al cowboy más grande que ha
dado la historia del cine.
Esta película está dirigida por Don Siegel aunque
los títulos de crédito figure como director Alan Smithee, el cual es un seudónimo que se incluía en los
créditos de las películas de Hollywood desde los años 60 cuando un director no
estaba de acuerdo con el resultado del film y no quiere ver su nombre real en
los créditos. Esta película estuvo dirigida Robert Totten, el cual fue despedido tras
roces con Richard Widmark, así que la dirigió Siegel que no quiso aparecer en
los títulos de crédito y así apareció Smithee en pantalla.
Richard Widmark y Lena Horne un amor imposible
El argumento es apasionante, el sheriff Frank Pateh (Richard Widmark), después
de 20 años manteniendo la ley y el orden en su ciudad, ve como los caciques del
pueblo quieren destituirle y poner a un sheriff más manejable, además
consideran que un sheriff en las nuevas ciudades es considerado como anticuado.
Dos
momentos para rescatar; los títulos de créditos donde asistiremos a un funeral
que hasta que termina la película no sabremos quién es el muerto, y un
maravilloso plano secuencia donde vamos viendo y observando cómo son las nuevas
ciudades del oeste, a través de un joven que recorre las calles de la ciudad,
hasta la aparición de Richard Widmark en la película.
Tiempos nuevos para el western
Y
como no el poderoso y trágico final, Richard Widmark es un profesional,
integro, honesto y honrado sheriff, donde le invitan a que abandone su puesto,
puede abandonar el cargo y seguir con su vida, no tiene que morir por sus
ideales. Los caciques del pueblo quieren que reúse a ser sheriff sin derramar un gota de sangre, pero
no dudaran en matarle si lo consideran necesario. Richard Widmark es un sheriff honesto, que ofrecerá su vida a cambio de respetar la ley
que juro proteger. Richard
Widmark, quizás como a John Wayne nadie se atrevió a matarlo de frente, por eso
de manera cruel y cobarde es acribillado a balazos desde todos los tejados del pueblo, de
un pueblo ingrato y desagradecido con un sheriff, asesinado por los mismos que
lo pusieron en el cargo años atrás.
La muerte de un pistolero
Dos
nostálgicos y preciosos westerns, que sirven como bonita y épica despedida de
dos leyendas del oeste. Gran epitafio.
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