miércoles, 22 de octubre de 2014

LOS COMANCHEROS (1961)


La película de la cual me gustaría hablaros hoy tiene aroma de gran western y de película de sábado por la tarde, porque aunque no lo creáis hubo tiempo que las televisiones publicas ponían los sábados por la tarde westerns en lugar de horribles telefilmes. 

Los comancheros es un western muy especial porque fue el epitafio de uno de los grandes directores de la época de los grandes estudios de Hollywood, Michael Curtiz, que a sus 73 años de edad dirigió su última película, y a pesar de que ya se encontraba enfermo de cáncer, quiso despedirse del cine por la puerta grande. Michael Curtiz moriría al poco de terminar esta película, con más de 180 películas a sus espaldas, fue el director entre otras de las joyas de: “El capitán Blood” (1935), “Robin de los bosques” (1938), “Ángeles con caras sucias” (1938), “Dodge, ciudad sin ley” (1939), “El halcón del mar” (1940), “El Lobo de Mar” (1941) y pasaría a la historia del cine con mayúsculas por dirigir la historia romántica por excelencia “Casablanca” (1942)


El maestro Michael Curtiz

El capitán Jake Cutter (John Wayne) es un ránger de Texas con una difícil misión: debe acabar con una peligrosa banda de forajidos que se dedica a proporcionar armas y licores a los indios comanches en vísperas de una guerra, para ello contara con la ayuda de su prisionero Paul Regret (Stuart Whitman), un jugador condenado a muerte por matar en un duelo al hijo de un oficial del ejército. Un argumento muy similar al western “Río Conchos” aunque este film es más oscuro y dramático, además tenían en común el copatrogonismo de Stuart Whitman.


John Wayne y Stuart Whitman son los dos protagonistas de este western

Los comancheros, es una figura real del oeste americano, ya que es una palabra que elude a aquellos bandidos del oeste que se aprovechaban de los indios comanches vendiéndoles armas y alcohol. Por eso hay alguna película del oeste que trata a este tipo de hombres, estos rufianes y malhechores también los dibujó Ford en su “Trilogía de la Caballería”

 John Wayne necesitará de toda la ayuda posible para derrotar a los comancheros,

Un film con el coctel habitual del cine de Curtiz, mezclando hábilmente la aventura, el western clásico, con una dosis de buen humor y mucha acción. Un western rodado con mucho oficio que nos ofrece todo aquello que nos gusta del género. Todo ello ayudado por un gran John Wayne, ya un poco mayor, pero que se mueve como pez en el agua interpretando su característico y mítico papel de intrépido ránger de Texas. 




Un western 100% John Wayne 

La relación entre el ránger de Texas y su prisionero Stuart Whitman, tiene todos los matices y la química suficiente para no olvidarnos tan fácilmente de esta película. Una amistad cargada de sentido humor, de ironía y de camadería Hawksiana, muy bien interpretado por Whitman que no duda en su lealtad hacia su captor. John Wayne se dirige a Stuart Whitman con “Monsieur” o el sombrero que lleva el francés es la mar de divertido.

Gran química entre John Wayne Y Stuart Whitman 

Una de las cosas que más me gusta de la película son las fabulosas escenas de acción, lo bien filmadas que están, ante el delicado estado de salud que padecía el director, en algún momento del rodaje, Michael Curtiz tuvo que ser hospitalizado siendo sustituido en la dirección por el propio John Wayne (recordar que John Wayne probó con fortuna tras las cámaras en las estimables “Boinas verdes” y “El Álamo”). 
  
John Wayne juega al ajedrez en un descanso del rodaje

Además de Wayne y Whitman, el resto de reparto de la película es impresionante: Bruce Cabot (tantas veces secundario en los westerns de John Wayne), el propio hijo de John Wayne, Pat Wayne, el mítico Jack Elam, todo un clásico del western y Henry Daniell, en uno de sus habituales villanos. 

Y una de las grandes sorpresas de film, la interpretación de la hermosa Ina Balin, seductora y sexy mujer de armas tomar, totalmente irresistible e inolvidable para nuestros dos protagonistas. Y como no el gran Lee Marvin como uno de los villanos de la película, que anticiparía uno de los villanos más legendarios de la historia del western en “El hombre que mató a Liberty Valance”, que lo único malo que su participación en la película nos sabe a muy poco, por ser muy breve. 


Lee Marvin jugará una emocionante y tensa partida de póker
 


Ina Balin es una mujer dificilmente olvidable 
 
Otro de los puntos a favor de este magnífico western es su estupenda banda sonora del gran compositor del cine del oeste Elmer Bernstein, atención que este compositor nunca jamás puso su música a una mala película, además de su excelente fotografía en un precioso Cinemascope, rodada en hermosos escenarios naturales.

 Preciosa fotográfia en Cinemascope

Elmer Bernstein firma una excelente banda sonora

A pesar de su tono más humorístico y menos dramático que el western “Río Conchos”, resaltar la espeluznante y dramática escena donde John Wayne descubre el cadáver de una niña torturada y quemada por los indios sentada en una mecedora, una escena que deja helado al espectador de la crueldad de los indios comanches, poco visto hasta la fecha en el western. Me llama la atención la tortura a la que son sometidos nuestros dos protagonistas colgados por sus muñecas a pleno sol por los comancheros (una tortura más propia de los indios), y su particular forma de impartir justicia. 

 John Wayne es una escena muy dramática
 
 John Wayne y Stuart Whitman torturados por los comancheros 

No recuerdo otro western ni película bélica donde John Wayne mate a más personas, y menuda puntería no falla ni un solo disparo, creo que los mata de dos en dos. 

Así que recomendar Los comancheros un gran epitafio para el maestro Michael Curtiz con todo el aroma y sabor del western clásico. 



 Trailer de Los comancheros

jueves, 2 de octubre de 2014

EL RASTRO DE LA PANTERA (1954)



Reconozco que soy un gran fan del cine de William A. Wellman, lo considero como un gran contador de historias, y sobre todo me encanta su participación en el western: “Incidente en Ox-Bow” (1943), “Cielo amarillo” (1948), “Más allá del Missouri” (1951) y “Caravana de mujeres” (1951) me parecen de los mejores westerns de las décadas de los 40-50 (la época dorada del género). Pues hasta hace muy poco que me la recomendaron en una página de cine de facebook no conocía la existencia de este fantástico western. El rastro de la pantera, es más que un western, al igual que ocurría con la buenísima “Incidente en Ox-Bow”, estamos ante un western psicológico. Curiosamente las dos se basan en dos novelas de Walter Van Tilburg Clark.


 Emociones a flor de piel 

Película producida por el gran John Wayne y su productora Batjac, con el cual Wellman trabajó anteriormente en “Infierno blanco”, “Escrito en el aire”, o “Callejón sangriento”. Curioso que Wayne dejase el protagonismo de la película a su amigo Robert Mitchum, quizás porque el personaje era un duro no tan recto y con una moral muy alejada del héroe del oeste (probablemente  Mitchum fuese más adecuado para el papel). 

Robert Mitchum es el protagonista absoluto de este film

Wellman contaba de “El rastro de la pantera” que siempre quiso que fuese una “película en blanco y negro de color”, palabras textuales de Wellman, con un color experimental, como si estuviésemos viendo cine en blanco y negro (a pesar de estar viendo una película en color), para ello se encuentra rodada en cinemascope.

 Una película donde predominan los colores blancos y negros

 Poderosas e impactantes imágenes 

Una familia que se ha quedado aislada en su rancho de las montañas se ve amenazada por problemas internos familiares y por una peligrosa una pantera. Curt Bridges (Robert Mitchum) es uno de los tres hijos de la severa matriarca Ma Bridges (Beulah Bondi) y de su débil y alcoholizado marido. Cuando su ganado comienza a ser presa del peligroso felino, Curt y sus dos hermanos, Arthur y Harold, se ven obligados a enfrentarse a la bestia para salvar al rebaño. 

 La pantera negra es tan grande como un caballo

En una película donde la mitad de ella es una obra de teatro, es muy importante la interpretación de los actores principales, y creo que todos ellos están magníficos. La severa matriarca del clan familiar la soberbia Beulah Bondi, su hijos, el egoísta, bocazas, engreído, cínico y verdadero jefe de la familia con el consentimiento de su madre, Robert Mitchum, el padre borracho, Philip Tonge, que prefiere beber para olvidar la familia que tiene, el valiente hermano, William Hopper, el único que es capaz de enfrentarse a los cabecillas de la familia, el cobarde, Tab Hunter, el hermano bueno y chico guapo, que de lo bueno que es, todo el mundo le toma por tonto, la hija solterona, Teresa Wright, que siempre la recordaremos por ser la sobrina que daba cuenta del verdadero rostro de su tío Joseph Cotten en “La sombra de una duda”, la guapísima Diana Lynn, que quiere llevarse a su novio Tab Hunter de esa locura de familia y que se enfrente de una vez a ella.Y por último el enigmático y misterioso indio obsesionado con la llegada de la nieve (Carl ´Alfalfa´ Switzer). 


 Beulah Bondi es la matriarca religiosa 

Robert Mitchum es el hijo cínico y engreido

 Philip Tonge es el padre borracho que no quiere saber nada de su familia
 

 William Hopper el único que hace frente a la tiranía de la madre y su hermano Mitchum
  
     
Teresa Wright interpreta a una amargada solterona


 Diana Lynn es la hermosa novia de Tab Hunter


 Tab Hunter es el hermano bueno que todo el mundo mangonea

 Carl ´Alfalfa´ Switzer es el indio obsesionado con la llegada de la nieve

La pantera negra en esta película es el “leitmotiv”, la metáfora que se repite durante toda la película, simboliza los miedos, las pesadillas y los temores que tiene todo ser humano. De ahí que Wellman la utilice para sacar las envidias, los rencores, los odios de una familia gobernada con brazo de hierro por la matriarca Beulah Bondi. Una genialidad de Wellman que en ningún momento de la película el espectador vea a la pantera negra. 

Hay planos de una belleza extraordinaria, planos imposibles como es el plano desde la cama donde yace uno de los hermanos muertos, o ese plano desde dentro de la tumba donde vemos pasar a todos los personajes. 
 



 Planos imposibles de singular belleza 

Memorable la escena del funeral 


Una película de gran tensión ambiental, en muchas escenas se puede cortar la tensión con un cuchillo, escenas de gran dificultad dramática para sus actores protagonistas, impactantes secuencias gracias en parte a unos actores en estado de gracia, muy bien dirigidos por el maestro Wellman, como las chispas que saltan en el primer encuentro entre Curt (Robert Mirchum) y Gwen (Diana Lynn), o las insinuaciones que le hacen durante todo el film a Tab Hunter sobre que Diana Lynn sea mucha mujer para él, diciéndole claramente que estaría mejor con Robert Michum o la crueldad intolerable de la madre deseando que el muerto sea su otro hijo en lugar de su hijo favorito. A mí la familia de esta película me recuerda mucho a la familia de "La gata sobre el tejado del zinc", film con muchas analogías con este. 


 Diana Lynn y Tab Hunter juntos pense a todo

Todos los planos de la película son milimétricamente estudiados, la colocación del attrezzo y de las personas en la escena, está magistralmente pensada. No hay nada al azar, todo tiene un por qué y una razón de ser. No recuerdo una puesta en escena tan soberbia en ningún otro western.


La chaqueta roja de lleva Mitchum en una película sombría y gris, quizás sea la que avance la muerte de este con ese color rojo sangre de su zamarra, y todos los personajes que la vistan acaben derramando sangre. Una zamarra más que llamativa en una película donde predominan los colores blancos y negros. 

 Mitchum y su abrigo rojo color sangre
Aparte de los decorados donde se desarrolla la historia de esta familia rota, tiene unos paisajes exteriores maravillosos y muy hermosos, Robert Mitchum llegó a confesar que habían sido las condiciones más duras a las cuales tuvo que someterse en el rodaje de una película. Los exteriores de la película se encuentran rodados en el parque nacional de Mount Rainier (Seattle). William H. Clothier (el director de fotografía) y Wellman no pudieron elegir mejor escenario para rodar este extraño western. 


 Muy hermosos y abruptos los paisajes de este western

Memorable el personaje del padre de la familia, donde cada vez que le enfoca la cámara saca una botella de un sitio distinto de cada vez, lugares de la casa donde las tiene escondidas para que no se las cojan el resto de la familia.

"¿Dónde está mi botella?, malditas mujeres cuando dejareis en paz mi botella… ¡beatas que sois unas beatas!"

"Besos es lo que hace falta en esta casa”, ¡ya quisiera yo algunos!…mua, mua, mua."

Quizás este personaje como bien dice él mismo lo único que necesita que le den un poco de amor, sobre todo por parte de su beata mujer.

Las envidias, las traiciones, los celos, las rencillas de la familia protagonista hacen que “El rastro de la pantera” sea una película perturbadora, opresiva, asfixiante, pero a su vez una auténtica joya del maestro Wellman.


Y no digo más porque tiene muchas y variadas lecturas, se podría escribir toda una tesis doctoral del comportamiento humano, tan compleja como su otra obra maestra llamada “Incidente en Ox-Bow”. Una obra maestra del western que hay que seguirle el rastro.

 Una de las muertes más impactantes e inesperadas de la historia del western se da en esta película, uno de los personajes sólo, muerto de frio, sin comida, perdido en mitad de la nieve, se deja vencer por sus propios miedos y desesperado sale corriendo hasta despeñarse por un precipicio. La pantera negra le había derrotado pero él no lo sabía. 


Trailer de "Track of the cat"