Reconozco que soy un gran fan del cine de William A. Wellman, lo considero como un gran contador de historias, y sobre todo me encanta su participación en el western: “Incidente en Ox-Bow” (1943), “Cielo amarillo” (1948), “Más allá del Missouri” (1951) y “Caravana de mujeres” (1951) me parecen de los mejores westerns de las décadas de los 40-50 (la época dorada del género). Pues hasta hace muy poco que me la recomendaron en una página de cine de facebook no conocía la existencia de este fantástico western. El rastro de la pantera, es más que un western, al igual que ocurría con la buenísima “Incidente en Ox-Bow”, estamos ante un western psicológico. Curiosamente las dos se basan en dos novelas de Walter Van Tilburg Clark.
Emociones a flor de piel
Película producida por el gran John Wayne y su productora Batjac, con el cual Wellman trabajó anteriormente en “Infierno blanco”, “Escrito en el aire”, o “Callejón sangriento”. Curioso que Wayne dejase el protagonismo de la película a su amigo Robert Mitchum, quizás porque el personaje era un duro no tan recto y con una moral muy alejada del héroe del oeste (probablemente Mitchum fuese más adecuado para el papel).
Robert Mitchum es el protagonista absoluto de este film
Wellman contaba de “El rastro de la pantera” que siempre quiso que fuese una “película en blanco y negro de color”, palabras textuales de Wellman, con un color experimental, como si estuviésemos viendo cine en blanco y negro (a pesar de estar viendo una película en color), para ello se encuentra rodada en cinemascope.
Una película donde predominan los colores blancos y negros
Poderosas e impactantes imágenes
Una familia que se ha quedado aislada en su rancho de las montañas se ve amenazada por problemas internos familiares y por una peligrosa una pantera. Curt Bridges (Robert Mitchum) es uno de los tres hijos de la severa matriarca Ma Bridges (Beulah Bondi) y de su débil y alcoholizado marido. Cuando su ganado comienza a ser presa del peligroso felino, Curt y sus dos hermanos, Arthur y Harold, se ven obligados a enfrentarse a la bestia para salvar al rebaño.
La pantera negra es tan grande como un caballo
En una película donde la mitad de ella es una obra de teatro, es muy importante la interpretación de los actores principales, y creo que todos ellos están magníficos. La severa matriarca del clan familiar la soberbia Beulah Bondi, su hijos, el egoísta, bocazas, engreído, cínico y verdadero jefe de la familia con el consentimiento de su madre, Robert Mitchum, el padre borracho, Philip Tonge, que prefiere beber para olvidar la familia que tiene, el valiente hermano, William Hopper, el único que es capaz de enfrentarse a los cabecillas de la familia, el cobarde, Tab Hunter, el hermano bueno y chico guapo, que de lo bueno que es, todo el mundo le toma por tonto, la hija solterona, Teresa Wright, que siempre la recordaremos por ser la sobrina que daba cuenta del verdadero rostro de su tío Joseph Cotten en “La sombra de una duda”, la guapísima Diana Lynn, que quiere llevarse a su novio Tab Hunter de esa locura de familia y que se enfrente de una vez a ella.Y por último el enigmático y misterioso indio obsesionado con la llegada de la nieve (Carl ´Alfalfa´ Switzer).
Beulah Bondi es la matriarca religiosa
Robert Mitchum es el hijo cínico y engreido
William Hopper el único que hace frente a la tiranía de la madre y su hermano Mitchum
Diana Lynn es la hermosa novia de Tab Hunter
Tab Hunter es el hermano bueno que todo el mundo mangonea
Carl ´Alfalfa´ Switzer es el indio obsesionado con la llegada de la nieve
La pantera negra en esta película es el “leitmotiv”, la metáfora que se repite durante toda la película, simboliza los miedos, las pesadillas y los temores que tiene todo ser humano. De ahí que Wellman la utilice para sacar las envidias, los rencores, los odios de una familia gobernada con brazo de hierro por la matriarca Beulah Bondi. Una genialidad de Wellman que en ningún momento de la película el espectador vea a la pantera negra.
Hay planos de una belleza extraordinaria, planos imposibles como es el plano desde la cama donde yace uno de los hermanos muertos, o ese plano desde dentro de la tumba donde vemos pasar a todos los personajes.
Planos imposibles de singular belleza
Memorable la escena del funeral
Una película de
gran tensión ambiental, en muchas escenas se puede cortar la tensión con un
cuchillo, escenas de gran dificultad dramática para sus actores protagonistas,
impactantes secuencias gracias en parte a unos actores en estado de gracia, muy
bien dirigidos por el maestro Wellman, como las chispas que saltan en el primer
encuentro entre Curt (Robert Mirchum) y Gwen (Diana Lynn), o las insinuaciones
que le hacen durante todo el film a Tab Hunter sobre que Diana Lynn sea mucha
mujer para él, diciéndole claramente que estaría mejor con Robert Michum o la
crueldad intolerable de la madre deseando que el muerto sea su otro hijo en lugar de su
hijo favorito. A mí la familia de esta película me recuerda mucho a la familia
de "La gata sobre el tejado del zinc", film con muchas analogías con
este.
Diana Lynn y Tab Hunter juntos pense a todo
Todos los planos de la película son milimétricamente estudiados, la colocación del attrezzo y de las personas en la escena, está magistralmente pensada. No hay nada al azar, todo tiene un por qué y una razón de ser. No recuerdo una puesta en escena tan soberbia en ningún otro western.
La chaqueta roja de lleva Mitchum en una película sombría y gris, quizás sea la que avance la muerte de este con ese color rojo sangre de su zamarra, y todos los personajes que la vistan acaben derramando sangre. Una zamarra más que llamativa en una película donde predominan los colores blancos y negros.
Mitchum y su abrigo rojo color sangre
Aparte de los decorados donde se desarrolla la historia de esta familia rota, tiene unos paisajes exteriores maravillosos y muy hermosos, Robert Mitchum llegó a confesar que habían sido las condiciones más duras a las cuales tuvo que someterse en el rodaje de una película. Los exteriores de la película se encuentran rodados en el parque nacional de Mount Rainier (Seattle). William H. Clothier (el director de fotografía) y Wellman no pudieron elegir mejor escenario para rodar este extraño western.
Muy hermosos y abruptos los paisajes de este western
Memorable el personaje del padre de la familia, donde cada vez que le enfoca la cámara saca una botella de un sitio distinto de cada vez, lugares de la casa donde las tiene escondidas para que no se las cojan el resto de la familia.
"¿Dónde está mi botella?, malditas mujeres cuando dejareis en paz mi botella… ¡beatas que sois unas beatas!"
"Besos es lo que hace falta en esta casa”, ¡ya quisiera yo algunos!…mua, mua, mua."
Quizás este personaje como bien dice él mismo lo único que necesita que le den un poco de amor, sobre todo por parte de su beata mujer.
Las envidias, las traiciones, los celos, las rencillas de la familia protagonista hacen que “El rastro de la pantera” sea una película perturbadora, opresiva, asfixiante, pero a su vez una auténtica joya del maestro Wellman.
Y no digo más porque tiene muchas y variadas lecturas, se podría escribir toda una tesis doctoral del comportamiento humano, tan compleja como su otra obra maestra llamada “Incidente en Ox-Bow”. Una obra maestra del western que hay que seguirle el rastro.
Una de las muertes más impactantes e inesperadas de la historia del western se da en esta película, uno de los personajes sólo, muerto de frio, sin comida, perdido en mitad de la nieve, se deja vencer por sus propios miedos y desesperado sale corriendo hasta despeñarse por un precipicio. La pantera negra le había derrotado pero él no lo sabía.
Trailer de "Track of the cat"
Ahora todos nos quejamos de las pelis de vaqueros e indios, que si todas son lo mismo, que si son aburridas... Estas películas están plagadas de simbolismos y la gran mayoria tienen un analisis audiovisual muy profundo.
ResponderEliminarCierto Rafael, los westerns de Wellman son distintos a todos.
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