“Se ha muerto sin pedirle permiso a Washington.”
Le tenía muchas ganas a este
western y llevaba detrás de él mucho tiempo, pero no había manera de
conseguirlo, ni de comprarlo en ninguna parte, pues recientemente ha salido una
copia totalmente remasterizada y lo he podido disfrutar en una copia realmente
espectacular. Tenía muchas ganas de verlo, porque no recuerdo que lo hayan
pasado nunca por la televisión, y es una pena porque es una de las mejores
joyas que he descubierto en los últimos años.
Western rodado en un lujoso cinemascope
Dirigida por el poco conocido y olvidado Joseph M. Newman, que merecía la pena reivindicarlo con urgencia. En el campo western
dirigió un puñado de buenos westerns que merecen la pena ser recordados como
son: “La última
flecha” (1952), “El sheriff de Dodge City” (1959)
y “Fort Comanche” (1961).
Y desde hoy “Fort Massacre” estará en la cima de mis westerns de cabecera.
El director Joseph M. Newman junto a la actriz Jeanne Crain
La película la podemos resumir es
la espeluznante escena donde después de la peligrosa, sangrienta y feroz
batalla entre lo que queda de un destacamento del séptimo de caballería y una
tribu apache por conquistar un pozo de agua, el último indio vivo, busca una
flecha que disparar, pero ve que no le quedan, entonces levanta las manos en
señal de rendición, y entonces el sargento Vinson desde lo alto de los riscos,
observa al enemigo derrotado, y con toda la ira del mundo, empuña su rifle y le
dispara un tiro en el pecho del indio indefenso. Una escena que resume la
personalidad de nuestro protagonista.
Joel McCrea en el mejor papel de su vida
Después de ver este western el
sargento Vinson magníficamente interpretado por Joel McCrea,
formara ya parte de mi museo particular del salvaje oeste formado por los
gigantes: el general Owen Thursday (Henry Fonda en Fort Apache), Jim Lassiter
(Richard Boone en Río Conchos) y sobre todo Ethan Edwards (John Wayne en
Centauros del desierto). Hombres solitarios, agresivos, obsesionados, racistas,
y llenos de odio y amargura. Para los cuales el indio bueno, es el indio
muerto. Joel McCrea en uno de los mejores papeles de su vida, borda a este
sargento con deseos de venganza sobre cualquier indio que se cruce en su
camino.
El sargento Vinson es un hombre consumido por el odio y el deseo de venganza
El argumento es muy interesante, durante
la guerra contra los apaches que afecta al suroeste del país, el capitán y el
teniente mueren en una emboscada, por lo que un sargento (Joel McCrea) toma el
mando de un diezmado destacamento militar. Para salvar la vida de sus tropas se
dirige hacia el fuerte más cercano, pero tiene que cruzar territorio apache.
Los soldados no están de acuerdo con el plan, porque sospechan que quiere
seguir ese camino para vengarse de los apaches, que asesinaron a su esposa y a
sus hijos.
Un destacamento militar condenado
En este western el paisaje en
otro de los protagonistas de la película, acompañado con una espectacular
fotografía, hubiese sido una verdadera delicia disfrutarla en pantalla grande,
con ese glorioso cinemascope en la cual está rodada. Las escenas se hacen más
grandes en este paisaje desértico. Una
película donde no hay ninguna escena rodada en decorados e interiores, y pesar
de ello da una extraña sensación claustrofóbica al verla.
Espectacular fotografía de Carl E. Guthrie
En este western al contrario que
las películas de Ford, no se glorifica ni alaba la figura del soldado ni del
ejército americano, el indio no es el villano de la película, no hay buenos ni
malos, no hay blancos ni negros sino claroscuros. Una de las cosas que más me
gusta de este western es que aquí los soldados, tienen sed, están cansados,
quemados por el sol, tienen miedo, no quieren luchar, son insubordinados,
acatan las ordenes a regañadientes, y son muy humanos. Son personajes duros,
desaliñados, sucios y una característica que me ha llamado la atención todos
los personajes llevan barba de varios días, cosa que nunca se hubiese imaginado
ver en el inmaculado ejército de John Ford.
Unos militares muy humanos
Una película que tiene
grandísimos diálogos, de unos soldados pesimistas, derrotados, con frases cargadas
de cinismo, ironía y de fatalismo.
-
“¿Por qué envió a un inexperto?
-
Porque tú no te ofreciste voluntario.
-
Yo no podía porque estaba herido.
-
Esa bala
no te rozo, ni siquiera hirió tus sentimientos.”
-
“Colin ese agujero ya es lo bastante profundo,
envuélvelo y cúbrelo.
-
No vamos a leer la biblia.
- Si necesita nuestra ayuda para llegar allá
arriba esta peor de lo que parece.
-
¡Qué el cielo nos acoja!”
-
“Solamente cavaré medio metro porque solamente
era medio hombre.”
-
“Se ha muerto sin pedirle permiso a
Washington.”
Lo mejor de la película es la
extraña relación que se establece entre el sargento Vinson y el recluta Travis magníficamente interpretado
por el gran secundario John Russell, un actor que aspiraba a una
gran carrera y que al final se limito a un puñado de buenas películas como
secundario, hasta que en el año 1985 Clint Eastwood lo rescató del olvido para
que interpretase al villano en su obra maestra del western “El jinete pálido”. Russell
interpreta a un culto recluta que ha estudiado en la universidad que sabe latín y griego, al cual
Vinson le quiere convencer y hacerle entender las órdenes y acciones tomadas
durante su mando. Necesita alguien que le entienda.
“Usted no tiene ninguna opinión.
-Sí, detesto los terremotos.”
Una de las mejores escenas de la
película es cuando Joel McCrena le cuenta a John Russell como mataron a su
mujer, y las agallas que tuvo esta para matar a sus dos hijos para que no se
los llevasen los apaches, razón por la cual tiene esa ira y odio hacia los
apaches.
Joel McCrea y John Russell luchando codo a codo contra los apaches
O la escena de Joel McCrea recogiendo los relojes de los soldados muertos y preguntado a su tropa si el reloj sigue sonando después de cada batalla librada (es decir si todavía siguen vivos).
El sargento Vinson y su obsesión por los relojes de los muertos
En Fort Massacre se ve una de las
batallas más espectaculares vistas nunca en el cine del oeste, donde una
diezmada patrulla intenta conquistar un pozo de agua a toda una tribu de
apaches, un ataque suicida y magníficamente rodado, o también esa antológica
batalla final en un fuerte abandonado, el cual los mismos reclutas han
bautizado como Fort Massacre.
Un western muy violento y espectacular
- - "Lo has matado por un indio.
- - No, por un indio sino por muchos indios y
soldados."
En Fort Massacre no habrá prisioneros
Una de las cosas que más me gustan de este western, que tienen en común todos los westerns de Joseph M. Newman, es que la película no tiene introducción, ni presentación de personajes, Newman va al grano sin preámbulos ni pérdidas de tiempo, parece que nos hemos perdido media hora de película, con objeto de enganchar al espectador desde el primer fotograma de la misma.
Joseph M. Newman va a grano sin introducciones ni preámbulos
Y otra de las características de su cine es los hermosos primeros planos de las caras de sus protagonistas, vemos sus caras de cansancio, resignación, odio y sobre todo de miedo. En el cine de Newman al contario que en el de Ford aquí los soldados tienen miedo a morir, impagable la escena del soldado escondido detrás de unas rocas negándose a salir para que le maten en una guerra en la cual no cree.
Maravillosos primeros planos donde se observa el sufrimiento de los soldados
Así que en resumen nadie debería
perderse la joya de incalculable valor Fort Massacre, una obra maestra de
apenas 70 minutos de duración, porque lo breve si bueno dos veces bueno.
Trailer original de "El fuerte de la matanza"
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